Fruto del amor de los Condes Piniolo Jiménez y Aldonza Muñoz, se construyó el Monasterio Benedictino en 1043. La leyenda cuenta que, al no tener descendencia, los condes hicieron una promesa: construir un monasterio para que Dios les concediera un primogénito. Con este vino, el Monasterio quiere rendir homenaje a Juan Redondo “Tsana”, enólogo y alma de la Bodega. Este rosado de lágrima es un vino que celebra su legado y dedicación.
Elaboración
- Vendimiado a mano racimo a racimo, fermentado con su propia levadura natural y criado durante 6 meses sobre lías.
Cata
- Color salmón.
- Nariz intensa de frutas silvestres y flores rojas.
- Paladar sabroso y refrescante.
Maridaje
- Aperitivos, pescados y arroces. Servir a 10-12°C.